Alfonso Cintas: “Todo lo que vivimos se impregna en nuestras historias”

Alfonso Cintas, madrileño nacido en 1984, es profesor de inglés en Institutos Nebrija. Estudió Publicidad y Marketing, Telecomunicaciones y Traducción e Interpretación. Precisamente, a raíz de traducir textos durante la carrera surge una vocación de escritura ya explorada desde su adolescencia, escribiendo relatos y poemarios. Hace dos años comenzó a gestar la idea de escribir una novela que, a día de hoy, se ha convertido en Dependienta Busca Maniquí, la primera de la Trilogía Maniquí.

Alfonso Cintas, con su libro Dependienta busca maniquí

¿Cuál ha sido el camino que te ha llevado a la enseñanza?

Trabajé durante 15 años en el departamento de marketing de una empresa aseguradora, con la que llegué a un acuerdo para rescindir mi contrato por una reestructuración interna. El marketing tiene una importante parte pedagógica que disfruté estando al frente de un pequeño equipo de personas. Tras la rescisión decidí tomarme un año sabático y una amiga me sugirió cursar el máster de profesorado. Hace ya cinco años que comencé a impartir clases y, aunque no lo tenía en mente, ha sido una casualidad muy positiva.

¿Por qué en Nebrija?

Fue la institución en la que estudié el máster. Un muy buen expediente académico y mantener el contacto con mis profesores hizo que me llamaran por mi experiencia. Por eso le recuerdo siempre a los alumnos la importancia del expediente.

¿Dirías que ser profesor ha tenido influencia en tu escritura?

Todo lo que vivimos se impregna en nuestras historias y nuestros personajes. Aunque muchos autores digan que aquello sobre lo que escriben no tiene nada que ver con ellos, escribimos acerca de lo que conocemos. Mi etapa como docente ha influido en hacer un producto orientado a un público más juvenil, pensando en un producto transmedia. Los jóvenes piensan, escriben y sienten de maneras distintas a nosotros.

¿De dónde viene la vocación de escritor?

Desde pequeño me encantaba leer y tenía un mundo paralelo en el que coexistíamos yo por un lado y por otro un personaje que me inventaba y con el que disfrutaba de historias dentro de mi cabeza. Esa dualidad de ficción y realidad en la vida es la que permite a los escritores fomentar la creatividad que también me sirvió en mis años en marketing.

Salvo que un escritor escriba de forma autobiográfica, necesita una importante parte creativa. Más aún si hablamos de libros de ficción. Desde pequeño he sido muy creativo y este libro me ha permitido plasmarlo. Hasta ahora no lo había hecho de forma profesional, solo por placer. Esta vez también ha sido por placer, pero con un objetivo de darlo a conocer para convertirlo en producto.

«Sacas tiempo de donde no lo hay, pero ha sido compaginar dos trabajos a jornada completa«

¿Ha supuesto un reto compaginar la enseñanza con la escritura de esta primera novela? Escribir un libro es muy fácil. Sin embargo, escribirlo de forma que alguien piense objetivamente que está bien, un libro bien hilado de novela negra, con muchos personajes y una trama que se va enredando no es una tarea baladí. Me ha llevado todo un año poder escribirlo, aunque sarna con gusto no pica. Sacas tiempo de donde no lo hay, pero ha sido compaginar dos trabajos a jornada completa. Además, tiene la dificultad añadida de ser una trilogía, por lo que todo lo que escribes debe estar muy orientado y estructurado hacia lo que viene después.

¿Tenías claro que sería una trilogía antes de comenzar con el primero?

Estaba muy pensado. Quería hacer una primera novela a fuego lento en la que se detalla muy bien la vida de los personajes y qué los lleva al punto de partida del segundo libro. Todo está pensado para generar lo que se conoce como “suspense diferido”, haciendo que se quiera cada vez más, y eso hay que ir racionándolo. Estaba todo estudiado para que fueran tres partes.

Para comprender el sacrificio detrás de una pasión, ¿cuánto tiempo le has dedicado?

No te exageraba cuando te decía que era un trabajo a jornada completa más, aproximadamente echaba ocho horas diarias. Si terminaba de trabajar a las tres, me ponía a las cinco tras comer y descansar un poco y escribía hasta pasada la medianoche de manera intensiva. Había fines de semana de dedicación total, pero también días de desconexión porque no somos máquinas de generar ideas, hay días en los que no viene la inspiración. Tú puedes tener todo muy bien pensado, pero luego hay que desarrollarlo. También forma parte del trabajo pensar y quedarte en blanco.

¿Qué has aprendido durante este proceso de creación?

Al principio era muy purista con los detalles. Por ejemplo, cada párrafo tenía que acabar justo en el final de página para que no quedaran líneas viudas. Luego descubrí que el editor corrige una palabra o usa un programa de diseño que cambia todo. He aprendido a centrarme en el contenido, plasmar la idea. Dejarlo todo bonito es tarea de otros.

También aprendí que no hay que ser escritor brújula, según va viniendo la inspiración. Quizás es por la complejidad de la novela negra, que cambia todo en cuanto se modifica un matiz. Yo no había planificado todo, como los personajes secundarios. Por supuesto hay líneas paralelas que se te ocurren sobre la marcha y puedes meter. Pero, al menos en mi caso, pensar y repensar todo antes de hacerlo, ahorra muchísimo trabajo.

Alfonso Cintas en el Instituto Nebrija de Formación Profesional

«Quería aunar todos mis conocimientos del marketing en una novela en la que se mezcla el erotismo, la muerte, el amor…«

¿Cuáles han sido tus inspiraciones para esta novela?

La gente me pregunta cómo un hombre puede haber narrado en primera persona en nombre de una mujer. En primer lugar, pensé la historia basándome en sentimientos, no en géneros. Está pensada para mujeres, pero cualquier persona que haya sentido recelo de cualquier tipo puede sentirse identificada. Varias amigas a lo largo del tiempo me hacían comentarios del estilo “mataría a mi ex”. Y me planteé que mucha gente tiene ese pensamiento intrusivo y quizás alguien en la ficción podría dar vida a todas esas mujeres que jamás lo harían en la vida real. De ahí surgió la idea de crear este personaje que se convierte una asesina en serie.

Quería aunar todos mis conocimientos del marketing en una novela en la que se mezcla el erotismo, la muerte, el amor… Son las cosas que mueven el mundo. Somos dolor y pasión. Y todo eso confluye en una novela que empodera a la mujer.

¿Cuáles son los planes ahora que ya está publicada Dependienta Busca Maniquí?

Soy muy introspectivo y me gusta mucho hablar de sentimientos. Tengo poemarios, algunos actualmente en concursos. Quería dar visibilidad a todo eso que tenía guardado y la gente de mi alrededor me decía que debía intentar sacar a la luz. Ahora, además de las siguientes partes de la trilogía, tengo un par de borradores más pendientes de publicación.

Aunque esta novela funcionase bien, ¿seguirás enseñando?

Siempre. La vida es enseñanza y el marketing es saber enamorar o desenamorar. No sé si podría mantener dos trabajos a jornada completa. Si me viese obligado a elegir uno, elegiría la escritura. Pero la enseñanza me satisface y creo que hay que tener un espacio para dedicar a cosas que, sin ser necesariamente ocio, sí son placenteras. Así que, quizás no al ritmo actual, seguiría enseñando. Lo importante es que, hagas lo que hagas, sea de forma que te haga feliz.